XI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 

Lectura del Evangelio según San Lucas 7:36-8:3

 En aquel tiempo, un fariseo había invitado a Jesús a comer. Entró Jesús a casa del fariseo y se acostó en el sofá según la costumbre. En ese pueblo había una mujer conocida como pecadora. Ésta, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, compró un vaso de perfume y, entrando, se puso de pie detrás de Jesús. Allí se puso a llorar junto a sus pies, los secó con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo interiormente: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es y qué clase es la que lo toca: una pecadora”. Pero Jesús tomando la palabra, le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. Simón contestó: “Di, Maestro”. “Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de los dos lo querrá más?” Contestó Simón: “Pienso que aquél a quien le perdonó más”. Jesús le dijo: “Juzgaste bien”. Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer?” Cuando yo entré a tu casa no me ofreciste agua para los pies; ella, por el contario, los mojó con sus lágrimas, y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste al llegar; ella, empero, desde que entró, no ha dejado de cubrirme los pies con sus besos… {Jesús iba recorriendo ciudades y aldeas predicando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres; María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cuza, administrador de Herodes; Susana y varias otras que lo atendían con sus propios recursos.}

Comentario breve:

El Evangelio de Lucas da mucha importancia a las mujeres y a su posición en la sociedad de la época. En el relato de hoy encontramos a Jesús en diálogo con Simón el fariseo y con una mujer conocida como pecadora. La actitud de Jesús hacia la mujer es conmovedora, al ver cómo ella lo trataba con amor y generosidad. Sin embargo, Simón, quien conocía todas las tradiciones judías, omitió la cortesía de ofrecerle a su huésped un beso y luego agua para lavarse los pies. Simón se sorprendió ante la actitud de aceptación de Jesús por la mujer y lo cuestionó. Jesús respondió con una pregunta que sólo tenía una respuesta. ¿Cuál de los dos deudores amaría más al prestamista si éste les perdonaba sus deudas? El Maestro usó este momento para destacar la conducta llena de amor de la mujer en contraste con la de Simón. Este episodio es una enseñanza sobre la relación entre el amor y el perdón.

Algunas mujeres acompañaban a Jesús en su ministerio. Este grupo de Galilea lo siguió hasta Jerusalén y fueron testigos de su muerte y resurrección.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • El perdón de Dios es el resultado del amor que sentimos por Él y no de las obras que hagamos para ganarlo.
    El saber a Jesús acompañado por mujeres contradice las costumbres de la época, como vemos en Juan 4:27. Documentos rabínicos prohibían hablar con las mujeres en público.
    Todos estamos llamados a ser profetas en nuestro ambiente, a reflejar amor y no juicios, a recibir a todos y a no rechazar a nadie.

Para la reflexión:

  1. ¿Puedo mirar a los demás con los ojos de Jesús y reflejarles Su compasión?

  2. ¿Juzgo a las personas por su apariencia o clase social?