XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según San Lucas 19:1-10

 En aquel tiempo, llegando a Jericó pasaba Jesús por la ciudad. Allí había un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos y muy rico. Quería ver cómo era Jesús, pero no podía hacerlo en medio de tanta gente, por ser de baja estatura. Entonces corrió adelante y subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Cuando llegó a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que quedarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Todos entonces se pusieron a criticar y a decir: “se fue a alojar a casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor: voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien haya exigido algo injustamente, le devolveré cuatro veces más”. Jesús le respondió: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa; en verdad, éste también es hijo de Abraham. El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

Comentario breve:

Lucas es el único evangelista que narra este encuentro que destaca una vez más la preferencia de Jesús por los marginados y los pecadores. Zaqueo era la persona que todos repudiaban y no consideraban capaz de convertirse.¿Cómo se convertiría un hombre de esta clase, acostumbrado a los negocios sucios? ¿Qué castigo le enviaría Dios? Y Dios, en vez de castigarlo, vino a su casa. Zaqueo demostró tanto interés en ver a Jesús que no le importó hacer el ridículo subiéndose a un árbol delante de todos sus vecinos. Él sabía que era envidiado y odiado, pero no había perdido el sentido del bien y admiraba secretamente al profeta Jesús. Jesús vió en él a un hijo de Abraham, y Zaqueo, al ser tratado como tal, reaccionó con generosidad. Dió la mitad de sus riquezas a los pobres y restituyó lo robado en una proporción mayor a lo que estipulaba la ley. La historia de Zaqueo contrasta el encuentro con el joven rico que aparece en el capítulo anterior (18:18-30). El joven, que había cumplido los mandamientos desde niño, no pudo dejar las riquezas para seguir a Jesús, mientras que el pecador reconoció la presencia de Dios y cambió su vida radicalmente.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Jesús inició la visita a la casa de Zaqueo de la misma manera que el pastor buscó la oveja perdida y la mujer su moneda.

  • Una vez más Jesús demostró su poder destruyendo el mal y salvando al pecador.

  • La comunidad de la Iglesia está compuesta de pecadores que han descubierto la alegría de conocer a Dios.

Para la reflexión:

  1. ¿Cómo me siento al leer sobre la visita de Jesús a la casa de un pecador? ¿He tenido alguna experiencia similar? Explica.

  2. ¿Estoy dispuesto a hacer el ridículo si fuera necesario para poder “ver” a Jesús ?