XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según san Lucas 21:5-19

 En aquel tiempo, algunos hacían notar a Jesús las hermosas piedras y los ricos adornos que habían sido regalados al Templo. Jesús dijo: “Llegará el tiempo en que de todo lo que ustedes admiran aquí no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Le preguntaron entonces: “Maestro, dinos cuándo sucederá eso. ¿Cuál será la señal de que va a suceder?” Jesús contestó: “Tengan cuidado y no se dejen engañar, porque muchos vendrán en mi lugar, diciendo: ‘Yo soy el Salvador, ésta es la hora de Dios’.  No lo sigan.  Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se asusten, porque primero tiene que pasar eso, pero el fin no vendrá enseguida”.  Después les dijo: “Se levantará una nación contra otra, y una raza contra otra. Habrá grandes terremotos, pestes y hambre en una y otra parte. Se verán también cosas espantosas y señales terribles en el cielo. Pero antes de eso, a ustedes los tomarán presos y los perseguirán, los entregarán a los tribunales judíos y los llevarán a las cárceles; los harán comparecer ante los reyes y gobernadores porque llevan mi nombre. Esta será para ustedes la oportunidad de dar testimonio de mí. No se olviden entonces de lo que ahora les advierto, de no preparar su defensa. Porque yo mismo les daré palabras tan sabias que ninguno de sus opositores las podrá resistir o contradecir.  Ustedes serán denunciados por sus padres, hermanos, parientes y amigos y algunos de ustedes serán ajusticiados a causa de mi nombre. Sin embargo, no se perderá ni uno de sus cabellos. Manténganse firmes, y se salvarán”.

Comentario breve:

Desde que el Rey Salomón construyó el primer templo (986 A.C.), hasta la conquista de Babilonia en 586 A.C., los israelitas creían en la promesa que Dios le había hecho a David de una descendencia eterna, y veían el templo como el símbolo de la protección divina. Incluso algunos de los profetas les habían advertido no confiar demasiado en un templo de piedras (vea Jeremías 7:4). En el tiempo de Jesús, el templo de Herodes era también magnífico, y el pueblo puso su confiana en la solidez de sus paredes. En la mentalidad popular, sólo el fin del mundo podría destruirlo. Cuando Lucas escribió su evangelio alrededor del año 85, sus lectores ya habían sido testigos de la destrucción del templo por los romanos y sabían que era vano poner sus esperanzas en un edificio. Lucas narra los signos apocalípticos (guerras, terremotos, plagas) que ya se habían cumplido. Cuando Jesús habló de la destrucción del Templo, los apóstoles pensaron en el fin de la historia. La respuesta de Jesús es clara: se acerca la tragedia que culminará con la destrucción de Jerusalén, pero ése no será el fin de la historia.

La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes:

  • En tiempos de guerra y temor, prestamos gran atención a los mensajes de los falsos profetas. Lucas nos recuerda que estos signos han aparecido en cada época, pero que no indican ni el día ni la hora del regreso de Jesús. 

  • Jesús promete la protección espiritual a todos los que sufren en su Nombre.

  • Las palabras de Jesús relatadas aquí les recordó a los cristianos perseguidos que creer en Él causaría divisiones, y que los que creían en su Santo Nombre sufrirían mucho.

Para la reflexión personal o comunitaria:
Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos.

  • A pesar de que todas las predicciones sobre el fin del mundo han fallado, la gente sigue tratando de adivinar. ¿Pierdes el tiempo escuchando a los falsos profetas?

  • ¿Se han burlado de tí alguna vez por causa de tu fe? ¿Qué pasó?

Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 670-677.