Solemnidad de la Santísima Trinidad
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana

Lectura del Evangelio según san Mateo 28:16-20

En aquel tiempo, los once discípulos* partieron para Galilea, al cerro donde Jesús los había citado. Cuando vieron a Jesús se postraron ante él, aunque algunos todavía desconfiaban. Entonces Jesús, acercándose, les habló con estas palabras: “Todo poder se me ha dado en el cielo y en la tierra. Por eso, vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que les he encomendado. Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo”.
*Nos recuerda la traición de Judas

Comentario breve:

Hoy la Iglesia universal celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Esta doctrina afirma la comunión íntima de Dios con nosotros, a través de Jesucristo, en el Espíritu Santo. Los cristianos creemos que Dios interviene y participa en la historia. Desde un principio, Dios ha tratado de comunicarse y relacionarse con todas sus criaturas. En el Antiguo Testamento lo hizo a través de sus hazañas y de los profetas. En la plenitud de los tiempos, Dios se hizo uno con la humanidad en Jesucristo, quien es la imagen visible del Dios que no podemos ver (Col 1:15). La Encarnación, la Palabra hecha carne, es la prueba más radical del amor de Dios por nosotros al querer hacerse partícipe de nuestra humanidad.
Por el poder del Espíritu Santo, Dios continúa su presencia activa entre nosotros, buscando una comunión eterna con sus criaturas.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Dios es comunión y relación. El dogma de la Trinidad no es una doctrina acerca de un Dios aislado, sino sobre la relación de Dios con nosotros y nuestras relaciones.

  • Jesús envía a sus discípulos a predicar la buena noticia del amor de Dios y a invitar a todos a formar parte de la familia de los creyentes.

  • Jesús promete a sus discípulos estar con ellos en cada momento hasta el fin.

Para la reflexión:

  1. ¿Soy capaz de salir del ámbito de lo conocido (familia, amigos, compañeros) y acercarme a los desconocidos para hablarles del amor que Dios les tiene?

  2. Dios me ama tanto que se ha hecho uno conmigo. ¿Cómo estoy respondiéndole?