Solemnidad del Santísimo Cuerpo y la Sangre de Cristo
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana

Lectura del Evangelio según san Marcos 14:12-16, 22-26

El primer día de la Fiesta en que se toma pan sin levadura, cuando se sacrificaba el Cordero Pascual, sus discípulos le dijeron: “¿Dónde quieres que vayamos a preparar la Cena de Pascua?” Entonces Jesús mandó a dos de sus discípulos y les dijo: “Vayan a la ciudad; les saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y donde entre, digan al dueño de la casa: El maestro dice: ‘¿Dónde está mi pieza para celebrar la Cena de Pascua con mis discípulos?’ El les mostrará en el piso superior una pieza grande, amueblada, ya lista; preparen allí nuestra cena”. Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad y encontraron las cosas tal como Jesús les había dicho, y prepararon la Pascua. Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió y se los dio, diciendo: “Tomen; esto es mi cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias, se la entregó y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Esto es mi sangre, sangre de la Alianza, sangre que será derramada por mucha gente. Les aseguro que no volveré a beber del jugo de la uva hasta el día en que beba vino nuevo en el Reino de Dios”. Una vez cantados los himnos, se fueron al cerro de los Olivos.

Comentario breve:

Cuando Marcos escribió su Evangelio, la comunidad cristiana estaba formada por miembros judíos y gentiles. Por lo tanto, este relato incluye algunas tradiciones rituales judías y su adaptación cristiana. Como ejemplo tenemos: “la fiesta de los panes ácimos o sin levadura” y “el sacrificio del cordero pascual”. Las palabras y acciones de Jesús dentro del contexto de la pascua judía, marcan el comienzo de la nueva alianza. Esta alianza es su propio sacrificio por amor a la humanidad. Su sangre, derramada por muchos, recuerda el antiguo rito de Éxodo 24:4-8* e indica la nueva comunidad que nacerá de su sacrificio.
*Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar... Entonces tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes...”.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Jesús se presenta con la dignidad real y sacerdotal, de tal forma que hace de la ofrenda de su propia vida un don.

  • En la Eucaristía renovamos nuestro compromiso de servir a Cristo en aquellos que tienen hambre de alimentos o de una vida digna.

  • Cuando cantamos el gran Amén en la Eucaristía estamos diciéndole sí al cuerpo entero de Cristo. Esto incluye la presencia real de Cristo en el sacramento, y también en todos los que nos rodean. A través de la Eucaristía somos uno con él y con los demás.

Para la reflexión:

  1. ¿Cómo puedo ser “pan” para alguien que necesita ayuda?

  2. Cuando digo Amén al Cuerpo y la Sangre de Cristo, ¿les doy también la bienvenida a los que me caen mal?