XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según san Marcos 12:28b-34

En aquel tiempo, un maestro de la Ley le preguntó a Jesús: “¿Cuál de los mandamientos encabeza a los demás?” Jesús le contestó: “El primer mandamiento es: ‘Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, es el único Señor. Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas’. Y después viene éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay ningún mandamiento más importante que éstos”. El maestro de la Ley le contestó: “Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todas las víctimas y todos los sacrificios”.  Jesús encontró muy razonable su respuesta y le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Pero, en adelante, nadie más se atrevió a hacerle nuevas preguntas.

Comentario breve:

Recordemos que Marcos escribió su Evangelio a fines de los años 60 y principios de los 70 cuando el Templo de Jerusalén fue destruído por los romanos. Todas las leyes y las costumbres judías estaban siendo atacadas. Es en este contexto que el diálogo de hoy ocurre. Sabemos que los escribas y fariseos solían cuestionar a Jesús para ver si lo podían atrapar contradiciendo alguna ley. Es sorprendente que, en la lectura de hoy, el maestro de la ley haga una pregunta sincera. Jesús le responde citando el shemá, la oración que todo israelita recitaba dos veces al día: “Escucha, Israel...” y le añade el amor al prójimo, como indicaba el libro del Levítico. De esta forma, Jesús unió los dos mandamientos en uno solo, uno que reflejaba mejor las exigencias de la Alianza con Yahvé: “No maltratarás al forastero... ni a viuda alguna ni a los huérfanos”. (Éxodo 22:21)

Tres ideas importantes de la lectura:

•       Nuestro amor a Dios lo demostramos en la manera en que amamos al prójimo.

•       Jesús combinó los dos mandamientos y los hizo inseparables. Además, mostró con su conducta que el prójimo es cada ser humano sin mirar la nacionalidad, la raza o el sexo.

•       Nadie se atrevió a hacerle nuevas preguntas porque sabían que Jesús vivía lo que enseñaba.

Para la reflexión:

1.     ¿Cómo trato a las viudas, a los huérfanos y a los extranjeros?

2.     ¿Hay alguna mujer o niño necesitados en mi parroquia a quienes pudiera ayudar esta semana? ¿Tal vez algún inmigrante indocumentado?