XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según san Marcos 10:2-16

 En aquel tiempo, unos fariseos vinieron a Jesús con ánimo de probarlo y le preguntaron: “¿Puede el marido despedir a su esposa?” El les respondió: “¿Qué les ha ordenado Moisés?” Ellos contestaron: “Moisés ha permitido firmar la acta de separación y después divorciarse”. Jesús les dijo: “Moisés escribió esta ley porque ustedes son duros de corazón. Pero la Biblia dice que al principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa y serán los dos uno solo. De manera que ya no son dos, sino uno solo. Por eso, lo que Dios unió, que el hombre no lo separe”. Y cuando estaban en casa, los discípulos le volvieron a preguntar lo mismo, y él les dijo: “El que se separa de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra la primera; y si ésta deja a su marido y se casa con otro, también comete adulterio”. Había gente que presentaba a sus niños a Jesús para que los tocara, y los discípulos los reprendieron. Jesús, al ver esto, se enojó y les dijo: “Dejen que los niños vengan a mí. ¿Por qué se lo impiden? El Reino de Dios es para los que se parecen a los niños, y les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. Jesús los abrazaba y luego ponía sus manos sobre ellos para bendecirlos.

Comentario breve:

Una vez más los fariseos trataron de probar a Jesús con sus preguntas. Aunque las leyes judías apoyaban el divorcio legal, los judíos estaban divididos en cuanto a la interpretación de las normas de Deuteronomio 24. Mientras que el adulterio cometido por una mujer era considerado un crimen, los hombres alardeaban de tener varias mujeres. En este contexto, Marcos nos deja la narración más antigua de la posición de Jesús ante el matrimonio, un punto de vista nuevo. Para el Señor el matrimonio era una unión de sangre más que una unión legal y enseñaba que, desde un principio, Dios deseó que la pareja permaneciera junta. Esto hace que la unión matrimonial sea fruto de la voluntad de Dios y no sólo de la decisión de dos personas. El Evangelio de Mateo, escrito unos años más tarde, ofrece una excepción a la indisolubilidad: “a no ser en caso de infidelidad”. (Mat 5:32; 19:9) Ambos evangelios muestran la lucha de la Iglesia primitiva con uno de los problemas pastorales más dolorosos y difíciles: la fidelidad en el matrimonio.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Para Dios el amor y la fidelidad siempre van unidos. Dios es fiel.

  • Los evangelios reconocen la dura realidad de la vida, y tratan de abrir puertas para enfrentarla pastoralmente sin perder de vista las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio.

  • Los discípulos deben ser como niños y depender siempre de Dios.
    Para la reflexión:

Para la reflexión:

  1. ¿Tomo en serio mi llamado a ser fiel no solamente en mi matrimonio sino en todas mis relaciones?

  2. ¿Hay algún asunto relacionado con el matrimonio que me preocupa y que podría consultar con un sacerdote, guía espiritual, o consejero? ¿Por qué no hacerlo ahora?