IV Domingo de Pascua, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según san Juan 10:11-18

 En aquel tiempo dijo Jesús: “Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, huye ante el lobo abandonándolas y el lobo las agarra y las dispersa, porque no es más que un asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor: conozco las mías y las mías me conocen a mí. Así como me conoce el Padre, también yo conozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este corral.* A ellas también las llamaré y oirán mi voz; y habrá un solo rebaño como hay un solo pastor. El Padre me ama porque yo mismo doy mi vida, y la volveré a tomar. Nadie ha podido quitarme la vida, sino que yo mismo la voy a entregar. Libremente la entregaré y libremente también la recobraré: así lo dispuso mi Padre”.
*Probablemente los Gentiles.

Comentario breve:

Una de las características del Evangelio de Juan es el uso frecuente de la frase “Yo soy”. Es por esta razón que las lecturas de Cuaresma y Pascua son tomadas de este evangelio. La Cristología de Juan, es decir, su manera de entender quién era Cristo es tan apropiada para nosotros hoy como lo fue para la comunidad primitiva. El capítulo 10 es conocido como el discurso del Buen Pastor y afirma categóricamente que quien cree en Jesús forma parte del rebaño de Cristo. El discurso es pronunciado en la fiesta judía de la dedicación del Templo. Una de las lecturas más importantes de este día era tomada del profeta Ezequiel 34, y condenaba a los falsos pastores de Israel. La imagen del pastor era común en el Antiguo Testamento. Abrahám, Moisés, David y Amós fueron pastores, no sólo por el trabajo que realizaron, sino porque todos fueron llamados por Dios para guiar al pueblo. Al igual que los pastores buscan a sus ovejas cuando se dispersan, también Jesús, el Buen Pastor, busca a la oveja perdida. La metáfora del lobo se revive en todo momento que alguien impide que conozcamos el amor incondicional de Dios.
El pasaje de hoy viene después de la sanación del ciego en el capítulo 9. Ese incidente concluye con un ataque a los fariseos que no reconocieron a Cristo como lo hizo el ciego. La lectura de hoy continúa el ataque a los pastores “ciegos” de Israel.

Tres ideas importantes de la lectura:

  • Como Jesús es la “Palabra hecha carne” que nos revela al Padre, reconocemos en él las mismas cualidades del Dios amoroso.

  • Jesús reveló a Dios como el Buen Pastor, no como un lobo que atrapa y dispersa a las ovejas.

  • Sólo quien escucha la voz de Jesús es miembro de su pueblo.

Para la reflexión:

  1. ¿Quién es Dios para mí: el buen pastor o el “lobo”? ¿Cómo le transmito esto a los demás?

  2. Jesús entregó su vida por todos. ¿Qué influencia ejerce este acontecimiento en mi trato con las personas difíciles?