V Domingo de Cuaresma, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana


Lectura del Evangelio según San Juan 12:20-33

 En aquel tiempo había allí, en medio de la gente, varios griegos que habían subido a Jerusalén para adorar a Dios en esta fiesta. Se acercaron a Felipe, que era de Betsaida, en Galilea, para pedirle un favor: “Señor, queremos ver a Jesús”. Felipe habló con Andrés, y los dos fueron donde Jesús para decírselo. Por toda respuesta Jesús declaró: “Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre va a entrar a su gloria. En verdad os digo si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la destruye, y el que desprecia su vida en este mundo la conserva para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde yo esté, allí estará el que me sirve. Si alguien me sirve, mi Padre le dará honor. Me siento turbado ahora. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? Pero no. Pues precisamente llegué a esta hora para enfrentar esta angustia. Padre, ¡da gloria a tu nombre!” Entonces se oyó una voz que venía del cielo: “Yo lo he glorificado y lo volveré a glorificar”. Algunos de los que estaban allí y que escucharon la voz, decían: “Fue un trueno”; otros decían: “Le ha hablado un ángel”. Entonces Jesús hizo esta declaración: “Esa voz no fue por mí, sino por ustedes. Ahora es el juicio del mundo: ahora el amo* de este mundo va a ser expulsado. Y cuando Yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a mí”.  Jesús daba a entender así de qué modo iba a morir.

Comentario breve:

San Juan nos dice que, para Jesús, ha terminado la revelación a través de palabras y milagros. Ahora se inicia el gran signo revelador del amor de Dios: la “hora” de la pasión gloriosa de Cristo. En este darse totalmente, Cristo nos revela el amor tremendo de Dios por toda la humanidad. También proclama claramente que es necesario “morir” como el grano de trigo para dar fruto. Cuando Jesús fue alzado en la cruz, levantó con él a toda la humanidad. Entonces, el camino para la salvación se abrió a todos: judíos y paganos. La obra salvífica y liberadora de Cristo es universal y se ofrece a todos sin distinción de razas, etnias o sexo. 

Tres ideas importantes de la lectura:

  • La pasión y muerte de Jesús son también su momento de gloria.

  • La Luz que es Cristo expulsa de este mundo al “amo” o príncipe de las tinieblas.

  • Jesús llama a sus discípulos a tener su misma actitud de servicio y entrega a los demás.

Para la reflexión:

  • ¿Estoy dispuesto a “morir” a mis gustos y preferencias para poder servir a otros? De ejemplos.

  • ¿De qué forma concreta he ayudado a alguien durante esta Cuaresma?