Solemnidad de la Natividad del Señor, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana



Lectura del Evangelio según san Juan 1:1-18

En el principio era el Verbo y el Verbo estaba frente a Dios, y el Verbo era Dios. El Verbo estaba en el principio frente a Dios. Todo se hizo por él y sin él no existe nada de lo que se ha hecho. En él había vida y la vida es la luz de los hombres. La luz brilla en medio de la tinieblas pero las tinieblas no pueden hacer presa de la luz. Vino un hombre, de parte de Dios; éste se llamaba Juan.  Vino para dar testimonio, para declarar en favor de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la Luz, sino que venía para presentar al que es la luz. Porque la luz, la luz verdadera que ilumina a todo hombre, estaba para entrar a este mundo. En realidad, ya estaba en el mundo, pues el mundo fue hecho por medio de él, este mundo que no lo conocía.  Vino a su propia casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a todos los que lo han recibido y que creen en su nombre, les ha concedido que fueran hijos de Dios. Pues al hombre le nacen hijos de su misma sangre, o bien tiene hijos adoptivos; éstos en cambio han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros y nosotros hemos visto su gloria, la que corresponde al Hijo Único del Padre; en él todo era amor y fidelidad. Juan dio testimonio de él, declarando: “Éste es aquél de quien yo les decía: ‘Él viene después de mí pero ya está delante de mí, porque existía antes que yo’”.  En él estaba toda la plenitud de Dios y todos recibimos de él en una sucesión de gracias sin número. Ya Dios nos había dado la Ley por medio de Moisés, pero el Amor y la Fidelidad llegaron por Cristo Jesús.  A Dios, nadie lo ha visto jamás, pero el Hijo único que comparte la intimidad del Padre; éste nos lo dio a conocer.

Comentario breve:

En contraste con Lucas y Mateo, el Evangelio de Juan no contiene las historias del nacimiento de Jesús. En cambio, este cuarto evangelio comienza antes de la creación y nos revela a Cristo como el Verbo o Palabra de Dios, el cual era Dios y estaba con Dios desde el principio. A través de los tiempos, Dios se había revelado en la creación, en sus alianzas con el pueblo de Israel, en Moisés y en los profetas. Aquellos que creyeron en esta antigua revelación se convirtieron en hijos de Dios. Según Juan, Dios se ha revelado finalmente a través de la encarnación de su Palabra, como signo de su amor incondicional y eterno. Esta revelación supera y cumple la ley mosaica.

Tres ideas importantes de la lectura: 

Para la reflexión:
Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos.

  1. ¿Soy capaz de ver a Dios en todo y en todos, incluso en las personas y momentos más difíciles?

  2. ¿Cómo afecta mi vida el saber que Dios se hizo humano para que lo humano se convirtiera en divino?