Solemnidad de la Santísima Trinidad
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana



Evangelio según San Juan 3:16-18

 En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no mandó a su Hijo a este mundo para condenar al mundo sino para salvarlo. El que cree en él no se pierde; pero el que no cree ya se ha condenado por no creerle al Hijo único de Dios”.

Comentario breve:

Hoy la Iglesia universal celebra la fiesta de la Santísima Trinidad. Esta doctrina afirma la comunión íntima de Dios con nosotros, a través de Jesucristo, en el Espíritu Santo. Los cristianos creemos que Dios interviene y participa en la historia. Desde un principio, Dios ha tratado de comunicarse y relacionarse con todas sus criaturas. En el Antiguo Testamento lo hizo a través de sus hazañas y de los profetas. En la plenitud de los tiempos, Dios se hizo uno con la humanidad en Jesucristo, quien es la imagen visible del Dios que no podemos ver (Col 1:15). Por el poder del Espíritu Santo, Dios continúa su presencia activa entre nosotros, buscando una comunión eterna con sus criaturas.

El famoso versículo que hoy leemos: “Tanto amó Dios al mundo...” es generalmente asociado a la muerte de Jesús. Este énfasis ha ocultado el don principal de Dios en la encarnación. El nacimiento de Jesús, la Palabra hecha carne, es la prueba más radical del amor de Dios por nosotros al querer hacerse partícipe de nuestra humanidad.

Tres ideas importantes de la lectura:

Para la reflexión:

  1. Dios me ama tanto que se ha hecho uno conmigo. ¿Cómo estoy respondiéndole?

  2. ¿Cómo andan mis relaciones? ¿En qué aspectos necesito mejorarlas? Explique.