V Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana



Lectura del Evangelio según san Marcos 1:29-39

En aquel tiempo, cuando la gente salió de la Casa de Oración*, Jesús se vino a la casa de Simón y Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, por lo que, muy luego, le hablaron de ella. Jesús se acercó y la levantó, tomándola de la mano. Se le quitó la fiebre y, luego, se puso a atenderlos. Pero al atardecer, cuando el sol se ponía, ya estaban trayendo a Jesús todos los enfermos y las personas con espíritus malos: el pueblo estaba ahí reunido, delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase; también echó a muchos demonios, pero no los dejaba hablar, porque sabían quién era. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron a buscarlo y, cuando lo encontaron, le dijeron: “Todos te buscamos”. Él les contestó; “Sigamos más allá y vamos a los pueblecitos vecinos, y yo predicaré también allí. He salido para esto precisamente”. Jesús pues, empezó a visitar las casas de oración que había en esos lugares y recorrió toda Galilea: predicaba y echaba a los demonios. *Sinagoga.

Comentario breve:

La mayoría de los expertos creen que Marcos fue el primer evangelio que se escribió poco antes de la caída de Jerusalén, probablemente entre los años 65-70. La tradición sitúa el lugar de composición en Roma. Los destinatarios de este evangelio pertenecían a una comunidad amenazada por la persecución y Marcos trata de fortalecer su fe en Jesucristo resucitado. Desde el comienzo del evangelio Marcos nos da la impresión de que Jesús es un hombre apurado. Antes de terminar el primer capítulo ya Jesús ha llamado a sus primeros discípulos y ha hecho sus primeras sanaciones. Varias veces en el Evangelio, la identidad mesiánica de Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, se oculta. En el relato de hoy, Jesús no dejó hablar a los demonios. Esto es conocido como el “secreto Mesiánico”. Por medio de este secreto, Jesús indicaba que su identidad no se probaba por unos cuantos milagros que no explicaban el sentido total de su misión. El Jesús que Marcos presenta, no se revelaría hasta estar colgado de un madero.

Tres ideas importantes de la lectura:

                           Para la reflexión:

  1. ¿Creo en Jesús tanto en los momentos de sufrimiento como en los momentos alegres?

  2. ¿Qué es lo que más me atrae de la persona de Jesús? ¿Qué me motiva a seguirlo?