VI
Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La Voz
Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana
Lectura del Evangelio según san Marcos
1:40-45
En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso que se arrodilló y le suplicó: “Si quieres puedes limpiarme”. Jesús tuvo compasión, extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Yo quiero; queda limpio”. Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. Entonces Jesús le despidió, pero le mandó enérgicamente: “No se lo digas a nadie; preséntate al sacerdote y le darás por tu purificación lo que ordena la Ley de Moisés. Con esto serán ellos testigos”. Pero el hombre, en cuanto salió, empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares apartados. Pero de todas partes llegaban a donde él estaba.
Comentario breve:
En el siglo I, las gentes vivían con el temor a los demonios o a los “espíritus impuros”, a los que se atribuían la mayoría de las enfermedades. En el relato de hoy, como en el del domingo pasado, Jesús demuestra su poder sobre el mal al curar a un leproso. Para los judíos, un leproso era un pecador público y cualquiera que lo tocase se volvía impuro. Ignorando estas creencias, Jesús “toca” al enfermo y lo cura. Este gesto demuestra no sólo su poder sanador, sino su compasión y solidaridad con los que sufren. Esta escena es una conclusión perfecta al capítulo 1 del evangelio donde, con mucha prisa, muchos fueron sanados por las palabras o el toque de Jesús.
Tres ideas importantes de la lectura:
Jesús sanó la lepra y también la relación del leproso con la sociedad.
Era importante que el leproso fuera “tocado,” algo que le había sido negado por razón de su enfermedad.
El “secreto Mesiánico” aparece de nuevo cuando Jesús le pide al leproso que “no se lo cuente a nadie”. Lo envía a los sacerdotes porque eran ellos los que tenían que dar la comprobación necesaria para que el enfermo pudiera volver a la vida social.
Para la reflexión:
¿He tocado a algún “leproso” últimamente? ¿Alguien que se siente “fuera” de mi comunidad?
¿Me acerco al Señor con confianza cuando necesito su toque y su sanación? ¿Permito que otr
os me “toquen” con su ayuda y apoyo cuando los necesito?