IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
La Voz
Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana
Lectura del Evangelio según san Marcos
1:21-28
En Cafarnaún, Jesús empezó a comunicar su doctrina en las asambleas del día sábado, en las sinagogas. Su manera de enseñar impresionaba mucho porque hablaba como quien tiene autoridad: era todo lo contrario de los maestros de la Ley. En una ocasión se encontraba en esta sinagoga un hombre que tenía un demonio dentro, y se puso a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús de Nazaret? Has venido a derrocarnos? Yo te he reconocido: Tú eres el Santo de Dios”. Jesús le hizo frente con autoridad: “¡Cállate y sal de este hombre!” El espíritu malo hizo revolcarse al hombre en el suelo y lanzó un grito tremendo, pero luego salió. Entonces el asombro de todos fue tan grande que se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Con qué seguridad enseña esta nueva doctrina! Incluso le obedecen los espíritus malos”. Y muy pronto, la fama de Jesús se extendió por todo el territorio de Galilea.
Comentario breve:
Para Marcos y los cristianos del siglo I, los “demonios” representaban el mal y todos los poderes que fueran enemigos de Dios. En los ambientes populares, las gentes vivían en un constante temor a los “espíritus impuros”, a los que se atribuían gran parte de las enfermedades mentales, congénitas y todo tipo de vicios. En el texto que leemos hoy, el demonio revela la identidad de Jesús y trata de desviarlo de su misión: “¿Qué quieres de nosotros?” Las palabras de Jesús son dichas con autoridad y además logran lo que dicen: “El espíritu malo... salió”. Todos quedaron asombrados ante su poder, y su fama se extendió por toda Galilea.
Tres ideas importantes de la lectura:
Marcos exige de los lectores más que asombro y admiración. El evangelista quiere que todos entiendan que el Hijo de Dios sufriría mucho en Jerusalén.
Marcos no le presta atención a las historias del nacimiento y de la infancia de Jesús. Su propósito principal es establecer desde el principio de su Evangelio la identidad de Jesús como Hijo de Dios.
Los que deseen seguir a este “asombroso” rabino, deben estar dispuestos a tomar su cruz y seguirlo.
Para la reflexión:
¿Soy cristiano solamente cuando todo me va bien, o estoy dispuesto a seguir a Jesús también en los momentos duros y difíciles?
¿Vivo en temor a los “poderes del mal”, o confío plenamente en Aquel que ha conquistado todo mal? De ejemplos concretos.