XII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana



Evangelio según san Mateo 10-26-33 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: “No teman a los hombres. Lo escondido tiene que descubrirse, y lo oculto tiene que saberse. Así, pues, lo que les digo a oscuras, repítanlo a la luz del día, y lo que les digo al oído, predíquenlo desde los techos de las casas. No teman a los que sólo pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede echar el alma y el cuerpo al infierno*. ¿No es cierto que dos pajaritos se venden en unos centavos? Y, sin embargo, no cae a tierra ni uno solo, si no lo permite el Padre. Entonces no teman, pues hasta los cabellos de sus cabezas están contados: con todo, ustedes valen más que los pajaritos.  Al que me reconozca delante de los hombres, yo lo reconoceré delante de mi Padre que está en los cielos; y a los que me nieguen delante de los hombres, yo también los negaré delante de mi Padre que está en los cielos”.

Gehenna: un barranco al sur de Jerusalén donde en la antigüedad se ofrecían sacrificios humanos a los dioses paganos, y en tiempos posteriores se quemaba la basura. Su fuego constante se convirtió en un símbolo de los tormentos que aguardan a los malvados. Las palabras de Jesús se basan en la descripción del Antiguo Testamento de la gehenna con sus inmundicias y su fuego continuo. (Comentario Bíblico San Jerónimo)

 

Comentario breve:

Como ya sabemos, la comunidad para la que Mateo escribió estaba formada predominantemente por judíos cristianos, para quienes Jesús representaba la consumación del Antiguo Testamento. Mateo dividió su evangelio en cinco sermones que representaban los cinco libros de Moisés (el Pentateuco). Según Mateo, Jesús era el nuevo Moisés, el proclamador de la nueva ley, el Maestro. Cuando Mateo escribió su evangelio, alrededor del año 85 d.C., los cristianos eran cruelmente perseguidos y, ante los peligros, algunos perdían su fe. En el texto de hoy, la frase: “No teman” aparece tres veces. Con estas palabras Jesús animó a los discípulos y atacó los miedos que podrían causar que ellos abandonaran su misión. El Maestro les aseguró que sus perseguidores podrían matar el cuerpo, pero nunca el alma. La venida del Reino de Dios era inevitable y los discípulos no podían permitir que el miedo los paralizara.

Tres ideas importantes de la lectura:

Para la reflexión:

  1. ¿Cuáles son los miedos que no me dejan compartir el mensaje del evangelio? ¿Las burlas, las críticas, la pérdida de un trabajo, el rechazo, etc.?

  2. ¿Me he comportado alguna vez inadecuadamente porque: “todo el mundo lo hace”, o, “nadie se va a enterar”?