I Domingo de Cuaresma, Ciclo A
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana



Lectura del Evangelio según san Mateo 4:1-11

 En aquel tiempo, el Espíritu Santo condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo. Y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Entonces, se le acercó el tentador y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, ordena que esas piedras se conviertan en pan”. Pero Jesús respondió: “Dice la Escritura que el hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Después de esto, el diablo lo llevó a la Ciudad Santa, y lo puso en la parte más alta del templo, y le dijo: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí para abajo. Puesto que la Escritura dice: ‘Dios ordenará a sus ángeles que te lleven en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna’”. Jesús replicó: “Dice también la Escritura: ‘No tentarás al Señor tu Dios’”. Enseguida lo llevó el diablo a un cerro muy alto, le mostró toda la riqueza de las naciones y le dijo: “Te daré todo esto si te hincas delante de mí y me adoras”. Entonces Jesús le respondió: “Aléjate de mí, Satanás, porque dice la Escritura: ‘Adorarás al Señor tu Dios, a él solo servirás’“. Entonces lo dejó el diablo y acercándose los ángeles se pusieron a servir a Jesús.

Comentario breve:

Hace unos pocos domingos leímos acerca del Bautismo de Jesús, momento en que fue revelada su identidad como el Hijo amado de Dios. Hoy escuchamos cómo Jesús, lleno del Espíritu Santo, inició su ministerio sometiéndose a una prueba durísima: cuarenta días de soledad total y de ayuno. En ese retiro Jesús experimentó su fragilidad como criatura y sus dudas antes de enfrentar lo desconocido, pues dejaba la vida de Nazaret para entregarse a la voluntad del Padre en una misión que, en pocos meses, lo llevaría a la muerte. Y en él habló el diablo, el que siempre critica. Nos lleva a acusar a Dios y, cuando nos ha hecho caer, nos acusa y trata de convencernos de que nuestra caída no tendrá perdón. Jesús, que disponía ahora de la fuerza del Espíritu que obra milagros, ¿no podía haber aprovechado esa fuerza cuando su cuerpo desfallecía por el hambre? ¿Y no hubiera podido, en su día, bajar de la cruz para salvarse? Jesús se niega a servirse a sí mismo y mira más alto. Las tentaciones y las respuestas que da Jesús muestran la clase de Hijo que es, confiado y obediente. Hay un agudo contraste entre la forma en que el antiguo Israel respondió cuando fueron tentados en el desierto durante su huida de Egipto y la forma en que Jesús lo hace. Israel fracasó, Jesús triunfó. Jesús fue tentado por el demonio para que se rebelara contra Dios, y en cada caso se negó utilizando citas del Libro del Deuteronomio (8:3; 6:13-16). Es interesante notar que el demonio también utilizó las citas de las Sagradas Escrituras para apoyar sus propuestas. Podemos aprender de esto que conocer las Escrituras “sólo con la cabeza” y memorizar sus pasajes no es suficiente para ser seguidores de Jesús.

Tres ideas importantes de la lectura:

Para la reflexión:

  1. ¿Caigo en alguna de estas tentaciones? Por ejemplo: Vanagloriarme de mi poder o de mi autoridad, poner a prueba a Dios o ceder a una necesidad exagerada de riqueza material.

  2. ¿Le presto demasiada atención a ganar poder e influencia sin importarme la justicia y la moral? Explique.